Nuestro cuerpo es la máquina perfecta, es nuestra conexión con el mundo exterior, nuestro medio de experimentar nuevas sensaciones, olores, sabores, alegrías, dolores… Cada uno de nuestros días. Siempre es necesario mantenerlo en el punto óptimo.
Uno de los problemas más complejos es que nuestro cuerpo no solo consiste de músculos, nervios, huesos y demás sistemas. También necesitamos de paz interior, algo que definitivamente había perdido hace tiempo. El trabajo me había consumido por completo rompiendo esa armonía que todos buscamos (y necesitamos).
Mi terapia perfecta (como lo ha sido ya por varios años) fue tomar un avión y correr un maratón, pero esta vez no solo fue en cualquier lugar, fue en el lugar que siento que me vio madurar personalmente. Fue regresar al lugar que alguna vez llame 'casa'. Aquel que me hizo sudar y luchar por mis sueños…
Fue el regreso perfecto a mi naturaleza, a mi pasado para poder entender mi futuro. Hacerme feliz nuevamente y sonreír desde muy dentro de mi alma.
Fueron unas vacaciones mágicas, entendiendo que la magia se encuentra a nuestro alrededor en cada día y estar agradecido por ello.