Por: Alejandro Ortiz Tapia
El calambre y la meta.
Sin duda uno de los sentimientos mas fregones cuando se corre un maratón es poder ver la meta por primera vez. El sentimiento en general es de sentir el éxito y la gloria muy de cerca pero en cada carrera ha sido diferente.
Un final de los que recuerdo mucho y uno de los bloopers más grandes que he tenido como corredor, fue el maratón de Eugene en Oregon. donde la meta estaba dentro del legendario estadio Hayward field (Universidad de Oregon).
La meta del maratón y del medio maratón estaban juntas, mi hermana y mi cuñado estaban en el estadio esperando a Hannah y a mi. Hannah llego primero que yo (obviamente) calificando a Boston por primera vez y yo... bueno, estaba teniendo el tiempo de mi vida. Por debajo de los 3:40 por primera, record personal, entrando al estadio y celebrando antes de tiempo quise acelerar el paso y saludar a mi hermana... y el calambre más cabrón del mundo me paraliza enfrente de mi porra. Trato de seguir caminando, veo el reloj y sigue avanzando. Quiero seguir caminando para cruzar la meta, mi nombre es anunciado en el estadio y mi paralizo completamente. el calambre se entendió y no me deja mover.
Una imagen describe más de mil palabras y un video, bueno cuenta la historia mejor que yo: