Por: Alejandro Ortiz Tapia
Nuestra vida son cementerios infinitos
nacemos siendo un cementerio vacío
y al paso de la vida vamos enterrando personas,
situaciones, momentos incluso a esos seres importantes
que aunque no murieron se alejan de nuestra realidad…
desaparecen.
Somos un cementerio hasta que morimos
y entonces somos parte de uno más
dependiendo de las personas
en las que dejamos recuerdos.