Por: Alejandro Ortiz Tapia
Tengo una fascinación con la luna desde que era muy niño. Las historias sobre el efecto natural que la luna tiene en nuestras acciones me parecen de lo más increíble que tenemos en esta tierra.
También esa rara conexión que había entre nuestros antepasados Mexicas, Mayas, Zapotecas, etc.con los astros que los rodeaban es algo que no tiene mucha explicación científica pero me parece que está rodeado de misterio y misticísmo.
Anoche hubo un eclipse de luna, que empalmo con una super luna (luna llena) y el efecto hizo que se dibujara de un color rojizo. Me aventuré contra el frío y saqué mi camara para tratar de capturar el momento.
Me hizo recordar mucho el poema (de mi poeta favorito) el mayor Jaime Sabines: La luna.
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.