Por: Alejandro Ortiz Tapia

¡Estamos de regreso en esa onda de “andar corriendo carreras” wey!

Una carrera más y esta vez no hubo medallas 🏅 (no llegaron por cuestiones de abastecimiento) así que siguió sintiéndose las secuelas de la pandemia.

Definitivamente ya extrañaba escribir las reseñas de mis carreras para que preservar la memoria de detalles que seguramente iré olvidando con el tiempo pero me dejo un vistazo al pasado a través de mis ojos, manos y literatura.
Aquí pues dejo la reseña del último medio maratón que corrí este fin de semana (09/18/2022) en DC con sólo “una semana de entrenamiento” [aquí el post sobre eso]… bueno en realidad fueron muchas más variables que sólo esa las que hicieron que esta carrera fuera algo super chingón…
Me preparé desde la noche anterior tomándome mi cerveza de la suerte mientras escogía la ropa (shorts, playera y tennis) que usaría durante la carrera. Las cosas que pondría en la bolsa para poder cambiarme después de terminar e hice un mini plan en mi cabeza sobre la ruta del maratón que compartiría al día siguiente con el Manu.
Organicé nuestro transporte y traté de irme a dormir temprano (estaba muy emocionado).

Por fin llegó el día de la carrera. (Domingo - #ChurchofTheSundayLongRun)
Teníamos (el Manu 🧔🏻‍♂️🇪🇸 y yo) que llegar a DC para el inicio de la carrera (7:30 am) por lo que nos quedamos de ver en su casa a las 6:15am para tomar un Uber de esos que agendas un día anterior ¡Está bastante chido!

Llegó el Tesla por nosotros… si un pinche Tesla (como Uber) 🧐 , pero nosotros íbamos más enfocados en platicar el plan de la carrera y el Manu se veía medio nervioso. Yo, honestamente, estaba súper emocionado de volver a vivir una carrera después de más de 3 años, así que ninguno de los dos puso tanta atención al hecho de que llegamos con harto glamour a DC. El monumento de Lincoln ya nos esperaba con uno de esos amaneceres chingones que te hace sentir vivo nuevamente. Caminamos a donde seria el inicio de la carrera que se encontraba a menos de unos 10 minutos.

Ya se veían el montón de corredores ansiosos por el evento creando ese ambiente de una carrera que es imposible de relatar. Creo que tendré que hacer un video para poder explicar bien a esos detalles que hacen una carrera TAN especial. [💭 ¿Se viene el Vlog numero 09?]

Nuestro plan inicial cuando (el Manu y yo) nos inscribimos en la carrera era terminarla en menos de dos horas. Sería un muy buen objetivo porque le estaría bajando casi media hora al tiempo de la primera carrera del Manu. Todo el plan se fue por la ventana (💩) cuando nos lesionamos e interrumpimos el plan pero somos soñadores y seres irracionales así que aún creía ese debía ser el objetivo: encaminar a Manu a un ritmo de menos de dos horas. Correría con el neng (El Manu) los primeros 5km dándole una ventaja en su tiempo y después partiría yo con el ritmo que me permitiera disfrutar la carrera, que después de 3 años sin correr esta distancia, no tenía ni la más (puta) remota idea cual era ese número.

Así que en vez de enfocarme en ese número y obsesionarme con eso, comencé a disfrutar la carrera desde el inicio y la ruta que cubría una hermosa mañana de los últimos días de verano (que terminó el 22 de Sept) en la capital de los Estados Unidos. El sol se veía chingón, y sólo estaba agradecido por ese momento, por estar vivo y poder recordar todo los que he pasado en los últimos meses/años de mi vida con la pandemia y ese sentimiento del “tiempo perdido”. Después de las primeras 3 millas en las que estaba forzando a Manu por fin le desee buena suerte y lo vería en la meta. Echale huevos cabron!

Segui un ritmo que me permitía sentirme agradecido con la vida… a la mitad de mi camino (alrededor de la milla 6) encontré el tesoro más grande: mis hijas y Hannah, estaban esperándome y alimentándome para que no dudará de mí. Paré por completo y disfruté de esos segundos de abrazos y buenos deseos.

Aquí algunas fotos que describen mejor esos momentos:

Alrededor de la milla 10 fue cuando la mente empieza su juego y te pone el reto final: sentí el cansancio y continuamente miraba el reloj y mi paso, ¡seguramente puedo hacer menos de una hora con cuarenta y cinco minutos! Me seguía repitiendo eso mientras mis piernas me decían que era momento de caminar. Me estaba exigiendo cada vez más y más como forma de canalizar mi frustración, traté de poner mi mente en blanco y encontrar una buena canción en mi playlist, y después de un par de minutos regresé a ese punto de “sólo disfrutar la carrera” pero mi riñón quiso dar una mejor opinión acerca de la situación y me hizo buscar un arbolito para esconderme y hacer pipí 💦. Después de esos inconvenientes retomé la marcha sin enfocarme en mi ritmo para terminar la carrera. ¡Cierra fuerte cabron! (Me seguía repitiendo)

Pasando la milla 13 podia ver la meta, era momento de abrazar a mi sangre y compartir esa maldita felicidad que sentía. Era momento de mirar mi tiempo al cruzar la meta y entiendo que jamás me convertiré en Kipchoge pero me sentí bastante orgulloso de mis 01:46:04 … ¡ah no mames! 😱 Por unos segundos no hice menos de 1:45, no me hubiera parado a mear, que pendejo… Mi mente quería sabotearme ese momento pero al ver a mis hijas y abrazar a mi familia, entendí que acababa de ganar esa pinche carrera.

Esta carrera solo puede ser resumida de una manera: fue una dosis de felicidad en 21 kilómetros para mi vida. El Manu - chingonamente - también se quedó a unos minutos de bajarle su tiempo de las dos horas, dejé que se le pasara ese amargo sabor de boca para después recordarle que acababa de bajarle más de 15 minutos a su tiempo pasado. ¡Es un chingo, casi un minuto por milla!

Comimos papas, tomamos agua y nos fuimos a desayunar para ver el partido del Sevilla a un bar para disfrutar de nuestro momento.

Aqui hice mi mejor esfuerzo para resumir la carrera con mi Emoji Analisis: