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Volví a nacer

Volví a nacer

Por: Alejandro Ortiz Tapia

¿Qué onda wey?

Uyyyyy, hoy les quiero compartir una experiencia muy personal, algo que me pasó a finales de agosto y que, honestamente, jamás había vivido antes. A veces uno pasa por la vida pensando que ciertos momentos “difíciles” (¿o accidentes?) no nos sucederán… hasta que suceden. Y créanme, cuando me pasó, me di cuenta de lo frágil que puede ser todo. La vi muy de cerquita wey ☠️ y pues me dejó muchos aprendizajes y quise hacer una reflexión más allá del: “le queda una vida menos a este gato” 😂

Pues fíjate Patyyyyy que: estábamos (toda la familia) pasando por una de esas enfermedades respiratorias que a veces confundimos con un simple resfriado. Nada grave, o eso pensé. Me sentía algo congestionado y con la energía baja, pero, como siempre, intenté seguir con mi rutina diaria lo mejor posible (hasta con los entrenamientos).

Una noche, decidí cenar un poco de pho – esa deliciosa sopa vietnamita que me encanta. Era reconfortante y perfecta para esos días en los que necesitas algo caliente y ligero para sentirte mejor. Tenía bastante hambre porque mi baja energía me había quitado el apetito en general y esa noche regresó así que me chingué dos cucharadas de sopa y carne y recuerdo que no las mastiqué particularmente bien asi que algo que parece tan simple y cotidiano como tragar se convirtió en un verdadero susto.

Me atraganté. Y no fue de esos momentos en los que toses un poco y todo vuelve a la normalidad. No, sentí de verdad que me estaba ahogando. Fueron unos segundos que se sintieron eternos. Mi estómago se paralizó, sentí una presión tremenda en el pecho y por un instante pensé: "ya valió Berta” 🤦🏻‍♂️. No podía respirar bien y en ese momento, la sensación de perder el control sobre mi cuerpo fue aterradora. Es de esos momentos en los que tu mente se congela y te das cuenta de lo vulnerable que realmente somos. Pude dirigirme a Hannah y medio decirle "Choking”

Por suerte, Hannah estaba allí conmigo. A veces no le damos suficiente crédito a las personas que tenemos cerca, pero esa noche, Hannah prácticamente me salvó la vida. Al verme atragantado, reaccionó rápidamente, y con sus manos me ayudó a liberar las vías respiratorias. Fue un momento tan rápido, pero también tan potente que, cuando por fin pude respirar con normalidad, me sentí abrumado por una mezcla de alivio, gratitud y reflexión.

Después de ese susto, no pude evitar reflexionar sobre lo inesperada que puede ser la vida. Esos pequeños momentos en los que todo puede cambiar en un segundo. A veces estamos tan inmersos en nuestro día a día, en nuestras rutinas, que olvidamos lo vulnerables que somos. Y aunque suene cliché, momentos así te hacen valorar más cada respiro, cada comida, cada día que tienes la oportunidad de compartir con tus seres queridos. Así que, sí wey, no mames… la vi de cerquita, como dicen por ahí. Y creo que es importante detenernos de vez en cuando y simplemente apreciar la vida y a las personas que están ahí para nosotros.

Este post es para recordarme que a veces pensemos que lo tenemos todo bajo control y la vida fácilmente puede darnos un recordatorio rápido que la vida puede cambiar. Y al final, lo más importante es vivir una vida llena de amor no importando que en nuestro epitafio diga que morimos como el Héctor el chorizo (de la película de coco), atragantado por un chorizo. 🤣

¡No dejen salir a correr! 🏃🏻‍♂️💨

Esta es una compilación de imágenes y recuerdos que no hubiera podido disfrutar si este evento hubiera tenido un resultado diferente así que son momentos que he disfrutado al doble:

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